Rebuscando entre imágenes, me aparecieron unas muy bonitas de Pirena, que por cierto, día explendido de sol, naturaleza y buena compañía...
Nunca había asistido a ese evento, pero la verdad que no será la última vez que lo haga, por el viaje, por el paisaje, y por el gran día que disfrute en general.
La verdad que lo increible de ese día fue, a parte de ir perdidos y de pegarnos buena caminata con el tiempo en los talones cruzando la blanca montaña, el esfuerzo de los perros y el gran trabajo de sus dueños.
Que iba a saber yo, que ese día iba a ser tan aventurero, ya que a mi me habían ofrecido ir a ver una carrera de perros tirando de un trineo, y nadie me avisó que para poderlos ver debía de cruzar una montaña, un montaña que por cierto, impresionante.
Eso si con mis vaqueros y mi mano vendada sin pensarmelo dos veces la cruce, me parecía a Jesús Calleja con su desafío extremo, puestos que ibamos siguiendo pisadas sin saber cual sería nuestra parada, cruzando un río que no se veía, tan sólo se oía y buscando el parquín donde teníamos el coche, que lo veíamos a lo lejos sin saber cual sería el camino correcto a elegir.
Claro esta que "Una vida sin aventura me parace tan peligrosa como una vida extremadamente aventurera." (Esteves R)
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